Lo leído 49 - EL NORTE DE CASTILLA– 19/02/07
Padrones con tocomocho
En Merindad de Montija y Quintanavides el censo ha llegado al juzgado y en Santo Tomé del Puerto, al fiscal
Un puñado de votos puede decidir un alcalde. Eso lo saben muy bien en pequeños municipios donde el padrón se ha convertido en un arma política contra la que luchar se convierte en una misión imposible. Ni siquiera una sentencia del Tribunal Supremo llega a ser efectiva.Revilla de Pienza es un núcleo de Merindad de Montija, municipio burgalés situado en la raya con Cantabria y Vizcaya, y tanto el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León como el Supremo han condenado a su alcalde a actualizar el censo. La denuncia la puso Nicolás Ibarra, concejal de Tierra Comunera cansado de competir «en desventaja» a la Alcaldía, con un censo que se inflaba semanas antes de abrirse el colegio electoral, como por arte de magia, y de igual modo se desinflaba pocas semanas después de las elecciones. «Ahora el alcalde interpreta el fallo a su manera de forma totalmente arbitraria y da de baja a quien estima oportuno», censura Luis Marcos, secretario de Tierra Comunera en Castilla y León.Justicia lentaLos avatares en el juzgado de Briviesca, también en Burgos, han impedido que se juzguen las querellas presentadas por la Asociación No a la Cantera contra el alcalde de Quintanavides hace más de tres años. La explotación minera ha dividido al pueblo en dos en una convivencia difícil, sobre todo para los opositores a la cantera. Tres votos decidieron la Alcaldía en mayo del 2003. Seis meses después el padrón había pasado, en estos tiempos de sangría demográfica, de 60 a 118 vecinos. «En invierno viven 23. De los nuevos, los hay de Villablino, Zamora y Palencia. Gente que ni conocemos», precisa Óscar Plaza, presidente de la asociación contraria a una cantera que extraerá piedra con voladuras de explosivo a 450 metros del pueblo y adjudicada a la oferta más barata de cuatro opciones. «Aquí, ahora, se funciona en concejo abierto. El alcalde tiene 16 votos delegados y el teniente de alcalde diez o doce», explica Carlos Barriocanal, ex regidor de Quintanavides. «Siendo yo alcalde un vecino me puso en contacto con unos amigos empresarios interesados en la cantera. Ese vecino es ahora el alcalde, luego creció el padrón y sus amigos son los adjudicatarios de la explotación», precisa.
Vecinos de Madrid
Casos hay también en los que el que alerta al INE y al fiscal de un posible fraude electoral es el propio Ayuntamiento. Siguero, núcleo de Santo Tomé del Puerto, en Segovia, ha pasado de 60 censados a 98. «Son de Madrid, que vienen a descubrir América a los pueblos», explica Vicente Gómez, el alcalde. Siguero persigue desligarse de Santo Tomé. «Que se vayan con todos los trastos, pero la Junta no nos apoya», espeta el regidor. Su teniente de alcalde, que asegura que se dieron cuenta de que algo raro pasaba el día en que un vecino se presentó con quince solicitudes para el padrón, hila más fino. Cree que tras ese crecimiento se esconde una candidatura de Siguero al Ayuntamiento cabecera. Si Maquiavelo levantara la cabeza no podría menos que esbozar una taimada sonrisa.
En Merindad de Montija y Quintanavides el censo ha llegado al juzgado y en Santo Tomé del Puerto, al fiscal
Un puñado de votos puede decidir un alcalde. Eso lo saben muy bien en pequeños municipios donde el padrón se ha convertido en un arma política contra la que luchar se convierte en una misión imposible. Ni siquiera una sentencia del Tribunal Supremo llega a ser efectiva.Revilla de Pienza es un núcleo de Merindad de Montija, municipio burgalés situado en la raya con Cantabria y Vizcaya, y tanto el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León como el Supremo han condenado a su alcalde a actualizar el censo. La denuncia la puso Nicolás Ibarra, concejal de Tierra Comunera cansado de competir «en desventaja» a la Alcaldía, con un censo que se inflaba semanas antes de abrirse el colegio electoral, como por arte de magia, y de igual modo se desinflaba pocas semanas después de las elecciones. «Ahora el alcalde interpreta el fallo a su manera de forma totalmente arbitraria y da de baja a quien estima oportuno», censura Luis Marcos, secretario de Tierra Comunera en Castilla y León.Justicia lentaLos avatares en el juzgado de Briviesca, también en Burgos, han impedido que se juzguen las querellas presentadas por la Asociación No a la Cantera contra el alcalde de Quintanavides hace más de tres años. La explotación minera ha dividido al pueblo en dos en una convivencia difícil, sobre todo para los opositores a la cantera. Tres votos decidieron la Alcaldía en mayo del 2003. Seis meses después el padrón había pasado, en estos tiempos de sangría demográfica, de 60 a 118 vecinos. «En invierno viven 23. De los nuevos, los hay de Villablino, Zamora y Palencia. Gente que ni conocemos», precisa Óscar Plaza, presidente de la asociación contraria a una cantera que extraerá piedra con voladuras de explosivo a 450 metros del pueblo y adjudicada a la oferta más barata de cuatro opciones. «Aquí, ahora, se funciona en concejo abierto. El alcalde tiene 16 votos delegados y el teniente de alcalde diez o doce», explica Carlos Barriocanal, ex regidor de Quintanavides. «Siendo yo alcalde un vecino me puso en contacto con unos amigos empresarios interesados en la cantera. Ese vecino es ahora el alcalde, luego creció el padrón y sus amigos son los adjudicatarios de la explotación», precisa.
Vecinos de Madrid
Casos hay también en los que el que alerta al INE y al fiscal de un posible fraude electoral es el propio Ayuntamiento. Siguero, núcleo de Santo Tomé del Puerto, en Segovia, ha pasado de 60 censados a 98. «Son de Madrid, que vienen a descubrir América a los pueblos», explica Vicente Gómez, el alcalde. Siguero persigue desligarse de Santo Tomé. «Que se vayan con todos los trastos, pero la Junta no nos apoya», espeta el regidor. Su teniente de alcalde, que asegura que se dieron cuenta de que algo raro pasaba el día en que un vecino se presentó con quince solicitudes para el padrón, hila más fino. Cree que tras ese crecimiento se esconde una candidatura de Siguero al Ayuntamiento cabecera. Si Maquiavelo levantara la cabeza no podría menos que esbozar una taimada sonrisa.
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